Rico y original Patrimonio Histórico

Santa Brígida fue  fundada a raíz de la Conquista de la isla a finales del siglo XV. En poco tiempo, los nuevos hacendados andaluces y castellanos convirtieron a este municipio en un auténtico edén. Localizada en la zona de medianías, ha basado tradicionalmente su economía en la agricultura hasta los años 50 del siglo XX. A finales del siglo XIX este municipio se segrega de la actual mancomunidad de medianías pero empezó a sentir los primeros síntomas de la crisis del sector primario a partir de los años sesenta del siglo XX: su cercanía a Las Palmas de Gran Canaria, su proximidad con la zona residencial de Tafira, además de su clima favorable, motivaron que la mayor parte de las tierras agrícolas pasara a ser de uso urbano. Actualmente custodia un rico patrimonio histórico que es necesario conocer.

  • Su patrimonio arqueológico constituye uno de los testimonios de las actividades humanas de nuestro pasado, siendo la Cuenca del Guiniguada uno de los núcleos fundamentales del poblamiento prehispánico de la isla de Gran Canaria. A partir del siglo VIII hasta el siglo XV, el número de enclaves aborígenes en la Villa como la zona arqueológica El Tejar empiezan a ser significativos. Su población y sus restos materiales, pervivieron en la sociedad formada tras la incorporación de Canarias a la Corona de Castilla y bastantes vestigios han llegado hasta nuestros días conservándose algunos objetos en el Museo Canario, en la ciudad de Las Palmas de Gran Canaria.

El municipio cuenta con una gran variedad de yacimientos arqueológicos como Cuevas del Gato, con algunas partes labradas y conocido como el almogarén del Gamonal. Hasta hace poco se reutilizaron como rediles para el pastoreo y las majadas, que en primavera subían la cañada desde Jinámar y Marzagán hasta la cumbre. De ahí que el yacimiento también se llame Los Corrales. En el valle de Las MeleguinasLa Angostura nos encontramos bastantes huellas de sus primitivos pobladores declarándose la comarca Bien de Interés Cultural (BIC). Es precisamente en Las Meleguinas donde tenemos las famosas Cuevas del guanche aunque en realidad la palabra guanche alude a los aborígenes de la isla de Tenerife porque la población primitiva de Gran Canaria se llama canarios. También en el valle de La Angostura se encontraron diversos vestigios prehispánicos, lo más llamativo fue unas curiosas pintaderas y restos de dos ídolos antropomorfos pero además se hallaron trozos de cerámicas, asas de vasijas o tallas de distinta hechura, morteros y partes de molinos de piedra y huesos que pasaron al Museo Canario para su estudio. En esta zona destaca el yacimiento Túmulo El Tejar. Su nombre se debe a un antiguo horno de tejas existente desde el siglo XVI. Aquí se han documentado cuatro piedras labradas conocidas como betilos colocadas verticalmente en el centro del recinto y asociadas a una intensa actividad de fuego.

También destacan Las Cuevas de Los Frailes considerado BIC. Son cuevas naturales excavadas en el Volcán de La Caldereta que, actualmente, padecen desprendimientos. Fueron ocupadas por dos monjes castellanos, los frailes Juan de Lebrija y Diego de las Cañas quienes pidieron permiso a Pedro de Vera para que les dejase interceder con los aborígenes pero estos últimos despeñaron a los religiosos.

Aunque los yacimientos tipo hábitat (cuevas) son los más numerosos, existen también algunos silos, como la Cueva de Los Canarios. Situado en la ladera norte del interior de La Caldera, está formado por un grupo de cuevas viviendas y cuevas granero excavadas en la roca. Este yacimiento considerado BIC representa un aspecto singular del patrimonio arqueológico de Santa Brígida con sus grabados rupestres de inscripciones alfabéticas, asimilables al líbico bereber. De este yacimiento forma parte algunas vasijas de la colección del Museo Canario.

 

  • Además de estos yacimientos arqueológicos, se encuentra el Poblado Troglodita de La Atalaya. Estos núcleos de arquitectura excavada propiciados por la geomorfología del territorio insular, son herencias de nuestro pasado prehispánico, pues muy cerca de allí se encuentra el Barranco de Las Goteras, una antigua fortaleza indígena. La arquitectura troglodita, ha ido consolidando el reconocimiento de su valor natural, arqueológico, histórico, estético, social, económico, etnográfico y antropológico. En este poblado troglodita en dirección norte, en el Camino a La Picota nº 11, destaca el Centro Locero La Atalaya difusor de las técnicas y las tipologías tradicionales de la alfarería, prácticamente el mismo que conocían las alfareras aborígenes antes de la llegada de los conquistadores. Desde el siglo XVI los recipientes que salían de las cuevas talleres de esta localidad artesanal eran intercambiados por otros productos en diversos pagos.

 

  • El municipio también se caracteriza por su patrimonio sacro. En el casco urbano se encuentra la Iglesia de Santa Brígida germen del actual Centro Histórico. En este mismo lugar existieron dos construcciones: una primitiva ermita de 1522 mandada a erigir por Isabel Guerra y posteriormente, una segunda edificación que sufrió un incendio perdurando la torre barroca que se comenzó en 1753 y que ha llegado hasta nuestros días. Será en 1916 cuando se den por terminadas las obras de la iglesia que inició el arquitecto diocesano Laureano Arroyo y Velasco. El templo es una simbiosis formal entre su exterior neogótico contrastando con su interior clasicista.

Además, el municipio cuenta con numerosas ermitas que albergan un considerable patrimonio histórico-artístico como por ejemplo la Ermita de San José de Las Vegas y María Auxiliadora fundada en 1699 por el matrimonio Tomás de Melo y Ana María Álvarez, y reconstruida en el siglo XX por el arquitecto A. Cardona Aragón, quien realiza una nueva torre campanario frente a los primeros diseños del conjunto del ingeniero Laureano de Armas; la Ermita del Pilar en el Madroñal se construye en 1688, con parte de los bienes de don José de Herrera Leiva y Medrano racionero de la catedral de Las Palmas; la Ermita de La Concepción y San Francisco de Paula realizada con cantería azul de la zona en 1733 y declarada Monumento Histórico Artístico. Junto a la fachada principal se conservan siete lápidas de las víctimas de la epidemia del cólera morbo de 1851; o la Ermita Nuestra Señora del Carmen, en pleno Barranco de Las Goteras, erigida con anterioridad a febrero de 1737, entre otros muchos oratorios que el tiempo nos va desvelando.

 

  • También, el municipio posee un significado entrañable para la isla de Gran Canaria, porque constituye el foco de los caldos de cultivos vitivinícolas desde el comienzo de la colonización de la isla. Santa Brígida concentra el mayor número de bodegas de la isla y acoge La Casa del Vino de Gran Canaria, un edificio histórico con más de dos siglos de antigüedad. La vivienda de pautas tradicionales tiene su origen en una casa con oratorio del siglo XVI. Este edificio del Cabildo es la sede del Consejo regulador de denominación de origen Gran Canaria, la agencia Vinest y Vinigran (Federación Insular de Asociaciones del Sector Vitivinícola de Gran Canaria). Cuenta con una pequeña sala de interpretación, la tienda de vinos, una sala de catas y el restaurante La Tasca.

Hoy en día tan sólo se mantiene una parte de sus cultivos. Esta actividad industrial generó un relevante patrimonio histórico con construcciones significativas como el lagar con su prensa, la viga de madera o de tornillo de hierro para el prensado, la tina de cantería donde se prensa la vid y la lagareta que recibe el mosto de la uva. Pero también produjo un rico patrimonio hidráulico para que estas tierras produzcan.

Desde 1987 entró en vigor la Ley 12/1987, de 19 de junio de declaración de Espacios Naturales de Canarias declarándose como tal el Parque Natural Monte Lentiscal y Monumento Natural de Bandama. En este entorno destacan algunas bodegas de tradición histórica como por ejemplo la Bodega San Juan del Mocanal o la Bodega Hoyos de Bandama (HB) que proviene de varias generaciones desde el siglo XVI cuando el primer De la Coba llegó a Gran Canaria procedente de San Lucar de Barrameda.

El municipio ha pasado de ser una vega agrícola a una villa residencial. Muchas construcciones llegan a convertirse en auténticos referentes no sólo por su estética sino también por su valor social y cultural reflejo de una sociedad, pasando a formar parte de nuestro legado patrimonial.

  • Santa Brígida destaca por su arquitectura tradicional vinculada a las áreas de cultivo con unos materiales y un modo de construir ligados al suelo dando paso a un “estilo” canario. Pero la estética no sólo fue su rasgo significativo sino también la función económica de estas viviendas rurales que explica la existencia de dependencias relacionadas con la forma de vida y de trabajo como graneros, cuartos de aperos, alpendres o establos de usos agrícolas. Uno de los muchos ejemplos de arquitectura canaria vinculada a la tierra es la Antigua Casa del Galeón que fue un viejo oratorio levantado en el siglo XVI. Allí las monjas bernardas pidieron a Dios que alejara los galeones extranjeros que arribaron a la isla durante la batalla del Batán en 1599.

Con el paso del tiempo se irán conformando construcciones más complejas vinculadas a fincas de explotación, aunque posteriormente algunas de ellas asumen el papel de lugar de vacaciones llegando a convertirse en muchas ocasiones en primera vivienda, como por ejemplo la Residencia de la familia Manrique de Lara y Bravo de Laguna proyectada en 1929 por el ingeniero industrial Laureano de Armas Gourié. Originariamente en el siglo XVIII  hubo una villa de madera hasta convertirse en una profusión de elementos arquitectónicos principalmente de arquitectura tradicional.

En la contemporaneidad se da en el municipio de forma simultánea el neoregionalismo junto con el racionalismo. En cuanto al movimiento local se configuró como una reelaboración de la cultura propia con cierta evocación a la ideología del régimen franquista. La Villa cuenta con varias construcciones de este tipo como por ejemplo la Residencia de Alejandro del Castillo y del Castillo, octavo Conde de la Vega Grande, o la Residenciade Los Sarmientos proyectada por el ingeniero industrial Laureano de Armas Gourié, rehabilitando una antigua casa. En cuanto al racionalismo, en nuestro municipio destacan figuras como el arquitecto Miguel Martín Fernández de la Torre con obras como La Residencia Vega de 1932 o la rehabilitación del Hotel Escuela de Santa Brígida.

Actualmente, Santa Brígida se ha convertido en un lugar eminentemente residencial donde destaca importantes obras arquitectónicas que marcan un antes y un después en la historia la arquitectura de nuestro municipio, destacando por ejemplo la Casa Z realizada por José Antonio Sosa en el año 2011. La distribución parcelaria de la vivienda rinde homenaje a la tradición agrícola del municipio donde el desnivel de terreno modela la parcela en dos bancales. La propia arquitectura es un espacio extensible teóricamente infinito como medida preventiva de una posible ampliación, superando de esta manera los problemas espaciales de ampliación a los que se ha sometido tradicionalmente la arquitectura.

Los arquitectos  desde la variedad de sus intervenciones contribuyeron a configurar una crónica de la historia social del municipio, creando una gran variedad de referentes culturales convirtiéndose en una de las zonas residenciales más importante de Gran Canaria por su cercanía a la capital, su buen clima, la belleza de su paisaje y su singular arquitectura.

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