El viernes 2 de febrero a las 20.00 horas en la Biblioteca Municipal de Santa Brígida tendrá lugar la clausura del III Memorial Locera María Guerra con una Charla coloquio a cargo de José de León y José Guillén, arqueólogos del Servicio de Patrimonio Histórico del Cabildo de Gran Canaria, quienes disertarán sobre la candidatura de Risco Caído y los montes sagrados como Patrimonio de la Humanidad.
El III Memorial Locera María Guerra Alonso dio comienzo la semana pasada con una exposición de loza tradicional con piezas originales de los de populares alfareros de La Atalaya como Panchito, Antoñita Ramos “La Rubia” y María Guerra “La Quemá”. Esta iniciativa ha sido posible gracias a la colaboración de la Concejalía de Cultura y Patrimonio del municipio satauteño y está acogido al programa de subvenciones para Asociaciones Culturales del Ayuntamiento de la Villa de Santa Brígida.
Para finalizar el programa de actos de este Memorial, el viernes 2 de febrero, en la Biblioteca Municipal Francisco Morales Padrón, se ofrecerá una charla acerca de Risco Caído y el proceso de su candidatura a Patrimonio de la Humanidad por la Unesco, que será impartida por los arqueólogos José de León y José Guillén, del Servicio de Patrimonio Histórico del Cabildo de Gran Canaria. De esta manera, se pretende unir la figura de los/as loceros/as de La Atalaya con los orígenes prehispánicos de la tradición alfarera, gracias a la presentación de un proyecto que resalta uno de los hallazgos arqueológicos que muestra el avanzado conocimiento de la astronomía y su vinculación a rituales de los antiguos canarios.
María Guerra Alonso “La Quemá” era la más antigua alfarera que existía en Gran Canaria. El cronista de la Villa, Pedro Socorro, señalaba que “era una de las más grandes alfareras del poblado troglodita de La Atalaya, hasta los últimos años de su vida estuvo modelando el barro y trabajando en su cueva taller (falleció el 23 de enero de 2015), donde mostraba cada día su arte y su trabajo en vivo. Rodeada de una gran colección de piezas talayeras. Fueron muchos los visitantes, escolares y turistas que acudían al lugar y se interesaban por aprender las técnicas heredadas de los antiguos canarios. A lo largo de su vida creó en su cueva taller innumerables piezas para el uso y el ornato de muchos hogares de la isla, pero también para la riqueza etnográfica y de coleccionistas de arte popular pues las piezas de María cuentan con los más hermosos matices de nuestra cultura ancestral. Y es que en los últimos tiempos María fue una interlocutora valiosísima para el estudio de la cerámica popular canaria; un ejemplo vivo del rescate del olvido y puesta en valor del oficio…”
Para la Asociación La Lisadera, a través del Memorial Locera María Guerra se quiere rendir homenaje a las y los loceros y loceras de La Atalaya, así como rescatar y difundir la historia de la Alfarería Canaria por su calidad, originalidad y valor patrimonial.
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