Federico Salazar invita a un «recorrido mágico por las entrañas del Pueblo» en su pregón de San Antonio

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Federico Salazar invita a un «recorrido mágico por las entrañas del Pueblo» en su pregón de San Antonio

Federico Salazar durante la lectura del Pregón
Federico Salazar con sus familiares y el alcalde satauteño
Federico Salazar con sus familiares y el alcalde satauteño

Las fiestas de San Antonio dieron comienzo con la lectura del Pregón a cargo Federico Salazar Galván, quien estuvo acompañado por el alcalde satauteño, José Armengol, y el concejal de Festejos, José Luis Álamo, así como la actuación de la Parranda San Antonio y la Coral Polifónica Villa de Santa Brígida en el Centro Cultural de la Villa.

El pregón tuvo un carácter musical y poético, el cual transcribimos:

Mi pueblo tiene una Historia;

Su Historia tiene una Iglesia;

La Iglesia tiene Campanas;

Las campanas tienes Voces;

Las Voces llaman al Pueblo

porque el Pueblo está de Fiesta.

Es la Fiesta del Fervor

en honor de San Antonio.

Y San Antonio “El Milagrero”,

que es también “Casamentero”,

nos dará su bendición.

Y todos los Vegueteros diremos “Sí” al Amor.

¡¡ Buenas noches, Satauteños!!

Ante todo, permítanme que muestre, desde este familiar proscenio, mi más sentida gratitud.

Quiero dar las gracias, en primer lugar, a Dios, que me ha otorgado el singular privilegio de haber nacido precisamente aquí, en este idílico lugar la Inmortal Vega de nuestros antepasados;Quiero dar las gracias a Don José, Alcalde en funciones del Municipio, que me ha brindado en bandeja la ocasión propicia de enaltecer a mi Pueblo;

Al amigo José Luis Álamo, que fue la catapulta que me aguijoneó para aceptar definitivamente la propuesta del Sr. Alcalde.;

A mi otro amigo, Martín Ramos, que nos honra con su presencia y su labia; A mi pariente, Pedro Socorro, que me ha facilitado datos enriquecedores para engalanar este Pregón. Y también, ¿Cómo no?, a la entusiasta “Parranda San Antonio” que ha querido poner la guinda a este evento con sus aromas melódicos.

Quiero dar las gracias también a todos los Pregoneros, que me han precedido, en plena sintonía conmigo, ensalzando las maravillas del terruño que nos vio nacer; A todos ustedes, que con su presencia sintonizan perfectamente con los sentimientos que albergo.

Pero, amigos Satauteños, quiero dar las gracias en esta noche mágica, de un modo especial, a la noble “Institución del Ilustre Ayuntamiento de la Villa”, que, en su día, apostó tan generosamente por mí. Me explico:

Este, que les habla, fue, amigos, el primer estudiante becado por nuestro Ayuntamiento, siendo Alcalde del mismo Don Carlos Ramírez y a instancias de nuestro inolvidable Don Francisco González Vega.

Quiero manifestar al respecto, que este hecho marca sin duda, en el devenir de mi vida, un antes precario y un después espléndido. Y que, a su vez, este hecho fue el acicate que, en su día, me estimuló para que, apoyado por un puñado de intrépidos y entusiastas coetáneos de una generación, que se me antoja irrepetible, abanderara un proyecto noble y ambicioso, enalteciendo con ello el prestigio socio-cultural de nuestro querido Pueblo.

Y vaya que hicimos cosas:

Aquel Coro Parroquial que, bajo los auspicios del Párroco, Don Francisco González, fue un auténtico revulsivo, que aglutinaba prácticamente a toda la juventud del entonces, en efervescente cascada de entusiasmos y, contagiando al pueblo con sus imprevistas iniciativas, colaborando en todos los eventos e inyectando un despertar fulgurante de ilusiones estrenadas.

Aquel Coro, integrado exclusivamente por jóvenes y niños del pueblo, que recorrió casi todos los Municipios de la Isla, por expresa invitación de sus representantes que requerían insistentemente nuestra colaboración para solemnizar así sus respectivas Fiestas Patronales, interpretando la compleja partitura de la “Pontifical de Perosi” a tres voces mixtas, enarbolando así el Nombre y el prestigio de Santa Brígida por sus confines isleños.

Aquel Coro que sacó del ostracismo la Fiesta en honor de la Patrona, inspirando, entre otros, el acto relevante de la “Ofrenda Solemne”, cuyo emblema perdura como testigo fiel en la ya tradicional “Romería”; Y que, para sufragar los gastos que se generaban en eventos tales, se sacó de la manga un formidable “Grupo de Teatro” formado por un elenco improvisado de consumados artistas que saltaron a palestra con destellos rutilantes, escenificando Zarzuelas, Comedias e incluso Dramas en los que Manolito Navarro, Pepe Navarro, Juan López, Héctor Rodríguez, Juan Déniz y Fernando Rivero entre otros pusieron a prueba sus innatas cualidades como tales.

Aquel Coro Parroquial que cristalizó en la espléndida realidad de la “Coral de Santa Brígida” participando en eventos de gran relieve como en “El Concurso de Habaneras de Torrevieja” a escala nacional y al año siguiente en el Concurso de Habaneras de las Pepitas organizado por la casa de Galicia donde obtuvo el Primer Premio.

Pues bien: Este Pueblo, al que con tanto cariño y denuedo enaltecimos en un momento álgido de su Historia, está de Fiesta. Es la Fiesta de San Antonio “El Milagrero”, que precisamente aquí, en nuestro Pueblo corroboró su fama y devoción añadiéndose la de “Casamentero” como luego comentaré.

La Fiesta de San Antonio comenzó su andadura en nuestro Pueblo en el siglo XVIII, propiciada por el Regidor de la Parroquia, Don Blas Marrero, cuyos restos descansan bajo el presbiterio del Templo parroquial. Don Blas era fraile Franciscano y por ello, ferviente devoto de San Antonio, que poseía un extenso patrimonio en la llamada “Vega de Abajo”. Él fue el que trajo la actual imagen de San Antonio, que se venera en nuestra Parroquia, costeada con su pecunia, impulsando así entre sus peligreces la devoción al Santo.

Llegado el momento, Don Blas decidió legar sus bienes en favor de su sobrina Josefa, a condición de que la joven de veinte años entonces, se buscara un novio acorde con su condición social. Todo su proyecto se lo encomendó al Santo en constante y ferviente rogativa, en la que implicó a toda su familia. Y San Antonio bajó el dedo, pues la flecha de Cupido impactó en el corazón de un joven apuesto y acaudalado de la “Vega de Arriba”.

La noticia del Milagro y de la consecuente boda por intercesión de San Antonio se corrió como la pólvora por toda la Vega y desde entonces la devoción a San Antonio fue febril. Todas las jóvenes casamenteras acudían al Santo para conseguir novio y fue así como San Antonio añadió a su emblema de “Milagrero” la de Santo “Casamentero”.

La devoción a San Antonio se propagó de tal manera que hasta había letrillas populares alusivas al Santo:

“San Antonio bendito, Ramo de Flores, a los descoloridos dale colores”; O la que decía:

“Si no tienes pareja y quieres novio, ven conmigo a la fiesta de San Antonio”. “Ante el Santo bendito te postrarás y verás que prontito te casarás.”

U otra muy popular que trajo cola: “San Antonio bendito tiene un Niñito que no come ni bebe y siempre gordito”.

Pues no vean lo que se montó a propósito del Niñito de san Antonio. Se cuenta que una chica solterona del lugar acudía todas las tardes a la hora del Rosario a impetrar la intercesión del Santo y se postraba ante su imagen con auténticos aspavientos y suplicas. Aquella extraña actitud provocó la curiosidad de un monaguillo, el cual decidió esconderse tras el faldón del altar del Santo, y cuando la muchacha comenzaba sus férvidos rezos:

“San Antonio bendito, búscame un novio.

Para el año que viene quiero casorio”.

el ladino chiquillo exclamaba “No te conviene”.

La pobre muchacha se iba decepcionada, pero al día siguiente volvía con nuevos bríos. Y así, varias veces, hasta que una tarde, después de sus súplicas, cuando el monaguillo volvió a repetir “No te conviene”, la muchacha encorajinada , creyendo que era el niño del Santo el que le hablaba, le increpó: “Tú te callas, chiquillo, que yo estoy hablando con tu padre”.

Les invito ahora, amigos, a que, con la imaginación y el recuerdo, me acompañen en un recorrido mágico por las entrañas del Pueblo, la “Calle Real”, evocando personajes y lugares puntuales, que nos dejaron huellas elocuentes e indelebles de un momento histórico y que nos interpelan reivindicando valores y protagonismos tejidos a golpe de ilusión, honradez, sacrificio, compromiso y amor.

Por esa mágica calle, que unía los dos puntos neurálgicos del enclave del Pueblo: la Iglesia y la Alcantarilla, y que, en circunstancias tales, se engalanaba con palmas, ramas y flores en arcadas policromadas y suntuosas que eran las delicias de todos.

Esa calle noble, escenario bullanguero o jubiloso, o lúgubre, de obligado tránsito, salpicada de estaciones puntuales de gran relevancia, como “La tienda de Manolito y Candelarita López”, que aprovisionaba a la maravilla a agricultores y ganaderos de las Medianías; O los comercios textiles de “Juanito Fernández” y “Antoñito Infante”, que se esmeraban por ofrecer lo mejor de la moda para los clásicos “Estrenos”. O la tienda de “Dorita Sosa”, dicharachera ella un montón. O el bar de “Manolito Rodríguez”, o el “Ultramarinos de los Cabrera”.

Y, amigos, observen:

En el pórtico de la curva de ballesta de la Carretera General, frente por frente, como dos retos desenfadados y reivindicativos se yerguen dos edificios emblemáticos del Pueblo: “La Sociedad”, lugar obligado de evasiones, diversiones, encuentros, nobles desafíos o improvisadas tertulias. Y, frente, lacónico, autoritario, el edificio recio, arquitectónico, rematado con el clásico reloj, que marcaba implacable el ritmo de la vida del Pueblo y en cuyos bajos fluía, cristalina y cantarina, el agua burbujeante de la “Heredad” que, después de abastecer a los vecinos más pobres, seguía su curso a lo largo de una acequia improvisada rústica y verdinosa, bordeada de ñameras a lo largo de la finca de Pepito “El Guapo”.

Hay un proverbio que dice: “El que no evoca su pasado glorioso, se traga su propia Historia sin masticar”. Y la Historia de un pueblo la fraguan su gente sencilla, sus personajes, sus paisajes, su idiosincrasia y los lugares emblemáticos de su geografía.

Revivamos algunos momentos:

El reloj acaba de dar las siete de la tarde y la Alcantarilla se llena de vida. Unos jóvenes estudiantes entre los que avistamos a Juan López, a Héctor y a Lolín entre otros regresan de Las Palmas en el “Coche de Hora” y coincidiendo con un rancho de chavalillos que han asistido a clase de Música con Ñito: Santiago, Miguel, Pepín, Raúl, Fernando y Octavio entre otros, regresan a sus hogares, entrecruzándose con la gente que acaba de salir del Quinario y se dirige a la Alcantarilla a dar una vuelta o a echarse un pizco con el consabido enyesque. Entre ellos vemos, presurosa a Elenita “La Partera” que, solícita se presta a ayudar a una parturienta en apuros. Allá en la puerta de la Sociedad, junto al bar de Laureano, está Ñito, paladín de la Música y Pedro Vega con perspectiva de Flora. Y en la esquina de Dorita, junto a la “Parada de los Piratas”, atisbamos a dos fornidos satauteños: Pancho “Campeón” y Pepe Clemente, paradigmas del saber ser, estar y hacer, que encarnan a la perfección fortaleza y nobleza y que con sus envergaduras inspiran orden y respeto, tanto o más que los mismos munícipes. Frente a ellos en la “Gasolinera” está “Adolfito Padrón”, otro personaje singular, que está siendo saludado por Don Francisco Morales Padrón, ilustre Historiador, oriundo, orgullo y blasón de nuestro Pueblo, que ha venido de Sevilla a pronunciar el “Pregón de San Antonio.”

Calle acá viene Maestro Pablo “El Zapatero”, personaje popular y socarrón donde los haya, que acaba de enarbolar sus clásicos globos desde la trasera de la Plaza de la Iglesia, que se dirige a la Sociedad, donde le espera Don Juan Morales para el consabido “subastao.” Precisamente ayer tuvieron un desafío que dejó huella: Resulta que, en un mano a mano, a Don Juan le tocó en suerte unas cartas muy propicias y mirando fijamente a Maestro Pablo, le espetó: “Pablo, ésta te la voy a ganar por “telepatía”. Y así fue. Pero, a la siguiente, se viraron las tornas por lo que Maestro Pablo, dando un golpe en la mesa dijo: “Don Juan, lo siento, si Usted antes me ganó por telepatía, yo, ésta se la voy a ganar por “telametálica”.

Pero vayamos al grano:

En las Sagradas Escrituras hay una frase muy popular y elocuente que, para casos como éstos, me viene como anillo al dedo. Dice así: “Ex abundantia cordis os loquitur”, que traducido al lenguaje poético viene a decir algo así como: “Si en tu corazón hay rosas, las palabras de tu boca saldrán siempre perfumadas”. Y, amigos satauteños, en mi corazón hay rosas. Perciban sus aromas:

Santa Brígida,

solariega, hospitalaria,

feraz vega, fiel canaria,

reverbero, luz, color,

con donaire de coqueta,

paladina, recoleta,

con cadencias de romance,

verso, flor.

Tu regazo titilante

de placer efervescente

es remedo palpitante

del elixir elocuente

del Edén.

Tu perfil grácil y cálido,

preñado de efluvios místicos,

rezuma aromas románticos

y en tus mosaicos artísticos

late el bien.

Novia y flor de Gran Canaria,

vive tu vida y apuesta

por tu honor.

Luce orgullosa en tu frente

El garbo gentil, silente

de tu gente.

Noble don.

Quien pudiera, cual profeta,

ser juglar, actor, poeta,

para cantar y contar

tus genuinas bellezas,

tus encantos, tus grandezas

en clave de Amor y Paz.

Pero, amigos, el genuino ADN de los nobles Satauteños es tremendamente espectral y se proyecta en todos y cada uno de los barrios periféricos fecundando su personalidad propia que luego ostenta y aporta matices enriquecedores al compendio.

¿Cómo olvidar a nuestra ancestral Atalaya “troglodita” y artesana?” O ¿A “Pino Santo”, cuyo apelativo lo dice todo: “Santo”, es decir: noble, honrado, laborioso? O ¿Al “Madroñal”?, con su “Pilarica” por bandera de una Gran fiesta conocida paradójicamente con el nombre “La Fiesta Chica”, que rompía barreras geográficas por su sabor y, sobre todo, por la famosa “Feria de Ganados”. O ¿Al “Monte Lentiscal”?, soberano y hospitalario con sus ricos vinos y el emblema monumental del Pico y “La Caldera de Bandama”? O ¿A ”La Angostera”?, fértil valle fecundado por el Guiniguada cuyas aguas serpenteaban por un cauce natural donde germinaban frondosos y apetitosos berros, que Pepito “Esperanza” vendía de puerta en puerta con su peculiar pregonar: “Be-e-e-e…rros-s-s-s” que algún lugareño baladrón remataba con el consiguiente “pun”, que cabreaba a Pepito hasta el punto de recordarle “a su madre” y no precisamente para enaltecerla.

Y, ¿cómo no?, “Las Medianías”: casi nada.

Este pregonero nació en “Las Medianías”, lugar plácido y fértil con sus típicos personajes como Juanito Falcón, Antonito Ventura, Carmita Sánchez por su peculiar y proverbial idiosincrasia. Y sus topónimos de gran calado y sus atrevidas expresiones dialécticas como “La Maquila”, el “Jilopelenque” o el “Palolacalentura”. “La Maquila” era el emolumento que cobraba el molinero de turno para moler el trigo y el millo. Y el “Palolacalentura” era el termómetro. Todavía me parece oír aquel telefonazo aéreo con eco incluido:

Maruquita-a-a-a, Maruquita-a-a-a… Y a la tercera se asomaba Maruquita todavía desgreñada, desde la Loma opuesta:

Dígame, Juanita-a-a-a;

Que si me puede prestar el Palolacalentu-u-u-ra, que Manuel está ardiendo en fie-e-e-bre-e…

Y aquellos topónimos enigmáticos como “La Vuelta del Medio Cristiano” o “La Piedra Mentirosa”…

“La Piedra Mentirosa” era una piedra enorme, referente de obligado descanso para todo caminante de Pino Santo después de escalar la tortuosa y empinada cuesta que unía “Barranco Alonso” con “Lomo Espino”. Se llamaba “Mentirosa” porque, por lo visto, allí, una pareja de novios, a espaldas de San Antonio, se comprometieron y metieron la pata. Luego el compromiso se fue al garete, la chica quedó embarazada y el chico se dio “las de Villadiego”. A estas concurrencias se las llamaba “Engaño”. “Me engañó aquel puñetero.”

Y la “Vuelta del Medio Cristiano” es la curva de la Carretera general donde confluye “El Paraíso” con Gran Parada. Todavía perdura allí esa casa con parapetos de madera. Pues allí vivía un personaje muy creyente que vendía cereales usando como medidas unos recipientes de madera de forma cuadrada de uso entonces, “El cuartillo”, “El Cuarto”, “El Medio”, “El Almud”. El Medio, concretamente era “Medio Almud”, equivalente a dos kilos y medio aproximadamente. Y no es que el señor fuera medio cristiano de medio arriba y medio pagano de medio abajo. No, sino que como buen cristiano que era, se esmeraba en la medida exacta, más bien raida.

Y dicho esto, solo me queda hacer una ferviente invitación a todos los Vequeteros. Para ello apelo al grito glorioso que rezume el júbilo, heroísmo y honor de maestros aborígenes: El legendario “Atis Tirma”.

Atis Tirma es eco que hoy se hace clamor

evocando eventos de inmortal Historia,

Sataute rinde tributo de amor

a un legado sin par de honor y de gloria.

Hoy aquí, en Tagoror, con renovado afán

el deber interpela a seguir huellas de honor

que en herencia legaron en destellos sin par

nuestros padres y abuelos con su esfuerzo y amor.

Lugareño, ven ya, únete a mí, con tu valor,

pon a prueba tu ADN, tu donaire y tu fe.

Juntos hemos de enaltecer con ilusión

al terruño generoso que nos vio nacer.

Es deber y reto de todo hijo bien nacido

ser coherente, fiel, leal y agradecido.

San Antonio, en recompensa nos dará su bendición

y todos los Vegueteros viviremos paz y amor.

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