El Tagoror del Jardín Botánico Viera y Clavijo acogió ayer la primera botella de la añada de 2023, con el descorche de los productos de las veinte bodegas que se dieron cita en el acto, entre ellas cuatro de Santa Brígida: Bodegas Ventura, Lava, Rincón del Guiniguada y Bodega San Juan, ofreciendo al público asistente la excelencia de sus caldos. Son la mitad de las bodegas inscritas en la Denominación de Origen Protegida de Vinos de Gran Canaria, en las que hay casi 300 viticultores que hacen posible mantener el cultivo tradicional de la uva y la producción del vino a lo largo de 190 hectáreas.
Dos tercios del territorio del vino se encuentran en la zona del Guiniguada, entre los municipios de Santa Brígida, San Mateo y Las Palmas de Gran Canaria, pero la calidad se distribuye por toda la isla. A diferencia del resto del archipiélago, la extensión agraria dedicada a la viña crece en Gran Canaria, se están recuperando tierras abandonadas que están siendo destinadas a zonas vitícolas, y el ochenta por ciento ya cuenta con sistemas de riego.
Este evento, que se viene celebrando desde hace quince años, contó con la presencia del presidente del Cabildo, Antonio Morales, el consejero del Sector Primario, Miguel Hidalgo, además del presidente del Consejo Regulador de la Denominación de Origen Protegida Vinos de Gran Canaria, Pedro Suárez Rodríguez, bodegueros y bodegueras, y el concejal Javier Ramírez en representación del Ayuntamiento de Santa Brígida.
Durante el transcurso del acto se rindió homenaje al satauteño y vecino del municipio José Manuel Navarro Monagas, biólogo y catador de la DOP de Gran Canaria, por su enorme implicación durante tantos años en el sector vitivinícola de nuestra isla.
Este tipo de actos ponen en valor la importancia de la protección de nuestro territorio para que el sector vitivinícola se convierta en motor económico del sector primario insular.
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