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El Ayuntamiento de la Villa de Santa Brígida se suma a la conmemoración del Día Internacional por los Derechos humanos

vista_ayuntamientoEl mensaje de las Naciones Unidas con ocasión de la celebración del Día de los Derechos Humanos es claro: «Volvamos a comprometernos a garantizar las libertades fundamentales y a proteger los derechos humanos de todos».

Este año, el Día de los Derechos Humanos es una llamada a todas las personas para defender los derechos del otro. Es responsabilidad de todos y todas defenderlos. Cada uno de nosotros debe tomar una posición, dar un paso adelante y defender los derechos de un refugiado o migrante, una persona con diversidad funcional, una persona LGBTI, una mujer, un indígena, un niño, un afrodescendiente, o cualquier otra persona en riesgo de ser discriminada o sufrir algún acto violento.

El 10 de diciembre de 1948 la Asamblea de Naciones Unidas, hace ya 68 años, adoptó la Declaración Universal de Derechos Humanos, que constituye el modelo o ideal común que deben alcanzar todos los pueblos y Naciones.

La Declaración Universal de Derechos Humanos (DUDH) tiene carácter de derecho internacional consuetudinario; puesto constituye unas orientaciones o líneas a seguir, aunque es citada frecuentemente en las leyes fundamentales o constituciones de muchos países y en otras legislaciones nacionales.

La idea latente en esta Declaración es la necesidad de protección de los derechos de las personas, así en el Preámbulo expresa como objetivo “esencial” que los derechos humanos sean protegidos por un régimen de Derecho, a fin de que el ser humano no se vea compelido al supremo recurso de la rebelión contra la tiranía y la opresión.

La Declaración supone el reconocimiento de la dignidad inalienable de los seres humanos. La idea fundamental que subyace en este reconocimiento es pues la dignidad y el valor de la persona humana y la igualdad de derechos.

Los arts. 1 y 2 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos definen de esta manera tal reconocimiento: “Todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos y, dotados como están de razón y conciencia, deben comportarse fraternalmente los unos con los otros. Además, no se hará distinción alguna fundada en la condición política, jurídica o internacional del país o territorio de cuya jurisdicción dependa una persona, tanto si se trata de un país independiente, como de un territorio bajo administración fiduciaria, no autónomo o sometido a cualquier otra limitación de soberanía”.

El País (2016, 10 de diciembre) asevera que el aumento de los conflictos armados de tintes hasta medievales (Siria) y de las personas buscando refugio por el mundo (y no encontrándolo) marcan muy negativamente el estado de salud de los Derechos Humanos en los últimos tiempos.

A marzo de 2016 el conflicto en Siria había desplazado de sus hogares unos 4.815.868 refugiados/as que buscaban asilo en los países vecinos. Esta cifra incluía a 2,1 millones de refugiados/as registrados por el ACNUR en Egipto, Irak, Jordania y Líbano, a 1,9 millones de refugiados/as sirios registrados por el gobierno de Turquía, además de más de 28 mil registrados en el Norte de África. Además, había más de 6,6 millones de personas desplazadas internamente en Siria.

La crisis siria es la mayor emergencia humanitaria a la que se enfrenta ACNUR actualmente. La Agencia de la ONU para los Refugiados ha estado ofreciendo refugio, ayuda y asistencia a los sirios/as en necesidad de protección.

Precisamente, respecto de la situación de las personas que solicitan asilo político, Amnistía Internacional (2016) llama la atención acerca de cómo estamos asistiendo a una situación sin precedentes y ante la que es preciso que la comunidad internacional tome medidas urgentes e inmediatas y actúe en consecuencia. A principios de 2016, por primera vez desde la Segunda Guerra Mundial, el número de personas desplazadas de sus hogares como consecuencia de los conflictos, la persecución, y las violaciones de derechos humanos en sus países de origen ha superado los 65 millones según datos de ACNUR. Una cifra que se incrementaría si sumásemos las miles de personas que se han visto obligadas a desplazarse por desastres naturales o pobreza. Esta situación está poniendo al descubierto la incapacidad de la comunidad internacional para resolver y prevenir conflictos y situaciones de emergencia humanitaria, así como la falta de voluntad política para cumplir con las obligaciones internacionales en materia de derechos humanos y protección internacional.

El pasado 22 de septiembre se cumplía un año desde que los/as líderes de la Unión Europea acordasen un mecanismo de reubicación de emergencia para compartir la responsabilidad de quienes solicitan asilo. Sin embargo, decenas de miles de personas siguen atrapadas en campos de refugiados y refugiadas en condiciones deplorables.

En el caso de Grecia, solo se ha cumplido el 6% de los compromisos de reubicación. A este ritmo, se tardarían 16 años en cumplir los compromisos de reubicación. Es una vergüenza que Europa no pueda dejar de lado la política y resolver esta crisis humanitaria compartiendo equitativamente la responsabilidad de un número relativamente pequeño de personas refugiadas.

En el caso de España, las cifras hablan por si solas. Según datos del Ministerio del Interior de finales de septiembre, pese a haberse comprometido en 2015 a reubicar a 6.647 personas desde Grecia en un periodo de dos años, hasta la fecha España sólo ha acogido a 344 personas, frente, por ejemplo, a las 1.425 reubicadas desde este país por Francia. Desde Italia han sido reubicadas 50 personas de un compromiso de 2676. Por otra parte, tan solo 279 personas han sido reasentadas del compromiso total de 1,449 asumido por España. La cifra total de personas acogidas queda muy lejos todavía de las 17.337 personas que el Gobierno se comprometió a acoger, bien por la vía de la reubicación, bien por la vía del reasentamiento. Por ello, se estima que el Gobierno Español debe:

  • Agilizar de manera significativa el proceso de traslado de personas refugiadas a España mediante su reubicación y reasentamiento.
  • Cumplir en el plazo previsto los compromisos acordados con la UE de acoger a 17.337 personas.

Estos, y otros muchos hechos, evidencian que la Declaración Universal de los Derechos Humanos es todavía más un sueño que una realidad. Han pasado 68 años desde que se aprobara por la Asamblea de Naciones Unidas y aún queda mucho trabajo por hacer, una tarea que debe implicarnos a todos y todas.

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