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Casa África muestra en la Villa con una exposición la crudeza de la violencia de género en el Congo

000siemprevivasLa Secretaria General de Casa África, Arianne Hernández González, inaugurará el viernes 18 de noviembre la exposición ‘Mujeres que rompieron el silencio’ con fotografías de Concha Casajús, en la Biblioteca Municipal Francisco Morales Padrón. Esta actividad forma parte del programa de actos con motivo del Día internacional por la eliminación de la violencia contra la mujer, que en la Villa lleva por lema ‘Las queremos Siemprevivas’.

La tarde del jueves 17, en el salón de la Asociación de Vecinos Valle del Carmen de La Angostura, se celebrará un cine-forum con la película ‘Nagore» de Helena Taberna. Un documental que trata sobre la muerte violenta de una estudiante de enfermería durante las fiestas de San Fermín en Pamplona en el año 2008.

La inauguración de la exposición tendrá lugar a las 20.00 h. del próximo viernes y contará con la presencia de la responsable de Casa África, Arianne Hernández, así como miembros de la Asociación de Mujeres Solidaridad y Cooperación, que disertarán sobre la violencia de género en los conflictos armados. Estas actividades están organizadas por la Concejalía de Igualdad del ayuntamiento satauteño que dirige Rosalía Rodríguez.

Sobre la exposición, se señala que en la zona este de la República Democrática del Congo, se acumulan todo tipo de riquezas (coltán, diamantes, oro, petróleo, gas) mientras que gran parte de la población vive situaciones de miseria extrema.

Los combates por el control del territorio nunca han cesado. Militares congoleños partidarios de presidentes anteriores, los ruandeses huidos del conflicto hutus-tutsis, tropas oficiales, resistencia local organizada y antiguos niños soldados con armas de última generación crean una situación de extrema violencia que evidentemente conduce al abaratamiento de los precios que estas materias adquieren en el mercado internacional.

Sin la protección y estrecha colaboración de Caddy Adzuba, amenazada ella misma de muerte, el acceso al tema hubiera sido prácticamente imposible.

Los saqueos, asesinatos, violaciones y mutilaciones de mujeres y niñas se mezclan con la hematomancia y han pasado a formar parte de la vida cotidiana.

La violación, la agresión física y la tortura psíquica de que va acompañada, destrozan su capacidad de procrear y al propio ser humano. La violación se ha convertido en un arma de guerra, con la que se somete a la población por el terror. La mujer africana es el corazón de la familia, de la economía, de la sociedad: si la destruyes, destruyes el presente y el futuro del país.

Una mujer violada a la que han roto sus órganos reproductores es una enferma crónica que no puede tener hijos y un ser que puede contagiar enfermedades peligrosas. El marido suele abandonarla, a ella y a su hijos –la media es de seis o siete- con lo cual quedan abocadas a la miseria y a la exclusión social. En muchos casos resisten como pueden y callan.

Caddy Adzuba consiguió unirlas a través de la radio y que algunas hablaran. También creó una asociación de mujeres que, gracias a los microcréditos han generado talleres artesanales cuya producción les permite volver a empezar.

La fuerza de estas mujeres que afrontan la realidad, rompen el silencio y vuelven a empezar es increíble, modélica y merece ser narrada y ensalzada por todos.

En los últimos años la situación se ha agravado: ahora deben afrontar las violaciones infantiles, las de sus hijas. Cuando son ellas las agredidas, sacan fuerzas de flaqueza, y valor suficiente para superar lo que sea, pero cuando se trata de sus niñitas, violadas desde los dieciocho meses, lloran sin consuelo posible, amargamente y gritan pidiendo ayuda.

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